miércoles, 3 de diciembre de 2014

Cambios. Cambios

Como hace rato no pasaba acá, no quiero dar el típico discurso de hombre arrepentido, de que no lo dejaré, que escribire seguido, que muchas cosas. Ya no vale la pena y simplemente no veo ahora razón de ello.
Como hace rato no escribía, hay cosas que han pasado que no relataré, pero se sabe que todas me han transformado, que me siento más viejo y apesadumbrado. Episodios negros han cubierto con su manto mi espalda, trayendo sombras y vacíos lugares que ansían juegos y risas. Siempre hay seres que están iluminando y tratando de purgar lo malo, pero los siento cada vez más lejanos y débiles, distantes.
Fue cuando la soledad volvió a ser mi compañera, esa que siempre espera mi regreso a casa con una dulce y lánguida sonrisa. Y siento que merezco el gesto, y le correspondo, y nos abrazamos largo rato sin decir mucho. Ya no hace falta. Sabemos que estaremos juntos en viajes y aventuras lejos, en mundos extraños.
Puede parecer un autor sombrío y triste. En parte lo soy (y siempre lo he sido), pero esta soledad me ha llevado a descubrir cosas propias que puedo disfrutar, ahora, por mis medios. La curiosidad infantil, el tiempo invertido en ocupaciones que solo a mi me llenan, no puede comprarse. No puede sino disfrutarse y apoderarse de el. Al fin me preocupo de mi y mi bienestar.
Y, con todo esto, en este tiempo he visto cambios. Me gustaría definir si es positivo o no, pero es evidente y sustancial. No se niega, pero se cuestiona su naturaleza.